jueves, 13 de octubre de 2011

Jóvenes y la Falta de Estudio

Los jóvenes de hoy prefieren realizar otras actividades antes de estudiar por ejemplo: juntarse con sus amigos, navegar en Internet, salir a boliches, etc.
El fracaso escolar o la falta de estudio se deben a múltiples factores:

Problemas de aprendizaje

Un problema del aprendizaje es un término general que describe problemas de aprendizaje específicos. Un problema del aprendizaje puede causar que una persona tenga dificultades aprendiendo.
Los problemas del aprendizaje varían  entre personas. Una persona con problemas de aprendizaje puede tener un problema  de aprendizaje diferente al de otra persona; al igual que la comprensión de lo que dicen las otras personas.
Los investigadores creen que los problemas de aprendizaje son causados por diferencias en el funcionamiento del cerebro y la forma en la cual esté procesa información.  

Falta de hábito de estudio
Una de las razones más frecuentes que se presenta para explicar el bajo rendimiento de los estudiantes, en todos los niveles del sistema educativo, es la falta de hábitos de estudio, como son: el uso adecuado del tiempo, leer y sacar buen provecho de lo que lee, como tomar notas, utilizar adecuadamente el centro de acceso a la información.
El hábito de estudio es un paso imprescindible para desarrollar la capacidad de aprendizaje del niño y para garantizar el éxito en las tareas escolares. Aunque este hábito empieza a establecerse hacia los siete u ocho años, depende de otros hábitos (concentración, orden, atención…) que han de fijarse antes.
Un niño que ha crecido respetando límites, rutinas y hábitos (sueño, alimentación, higiene…) no presentará muchas dificultades cuando afronte la tarea de adquirir el hábito de estudiar. Aquél que no ha conocido rutinas, l le será muy difícil adquirir un hábito como el del estudio que exige concentración y atención.
Desde pequeño, se puede acostumbrarle a estar cada día concentrado unos minutos e ir aumentando el tiempo poco a poco. Para ello, actividades como dibujos, puzzles, cuentos, poemas infantiles, adivinanzas y cualquier tipo de tarea que le exija concentración y memorización además de que le guste. Es muy importante que acabe toda aquella tarea que comience.

Con la llegada de la pubertad, el adolescente se preguntará por primera vez qué significa para él el trabajo, y si sus estudios son realmente lo que debería ser. 
El esfuerzo personal es insustituible. Se debe seguir exigiendo, aunque esa exigencia ahora deba ser razonada de manera distinta.
No puede tratarse el tema del estudio, o del abandono de éste, durante la adolescencia sin hablar ya del trabajo. 
La educación del adolescente se debe orientar al hacer-pensar, para que pueda hacer suyos los valores familiares que se le han transmitido.

Capacidad intelectual
Durante la adolescencia, los jóvenes tienen capacidad para un esfuerzo intelectual continuado, y aún para el extraordinario.
Sin embargo, buscan inmediatez en los resultados y les falta la planificación y el orden necesarios para desarrollar hábitos de estudio diario.
Utilizan insuficientemente las técnicas de trabajo intelectual y suelen poner su empeño en memorizar más que en comprender, buscando esforzarse menos.
Suelen estar poco interesados por cuestiones culturales y no ven su trabajo como servicio a la sociedad. Necesitan ayuda para planificar su trabajo y supervisión y estímulo constantes para conseguir el hábito de estudiar a diario.
En la adolescencia cuando interesa profundizar en el sentido del esfuerzo y del trabajo, transmitiendo ideales por los que valga la pena esforzarse

DESINTERÉS DE LOS PADRES
Una actitud de los padres que sirva para estimular el gusto por aprender posibilitará el éxito en el estudio. El acoso y la vigilancia intensiva de los niños sin permitirles que asuman responsabilidades a la hora de realizar su trabajo, pueden ser tan perjudiciales como la falta de hábitos de estudio y las normas incoherentes. 

REDES SOCIALES
Redes no afectarían rendimiento académico: Para felicidad de más de alguno, un estudio realizado por la Universidad de Northwestern ha demostrado que no existe relación entre el desperdicio de unas cuantas horas al día en redes sociales y el desempeño académico. El papel, titulado “predicciones y consecuencias de prácticas diferenciadas en redes sociales” sí señaló, en cambio, que las diferencias de notas entre un alumno y otro radican principalmente en otros elementos ya clásicos como género (las mujeres tienen mejores notas que los hombres), y, a veces, en razón de la educación de los progenitores (naturalmente, al que fue criado entre pilas de libros le va mejor que a aquel cuyos padres no terminaron el colegio). Sin embargo, un elemento interesante del estudio radica en la caracterización de las redes sociales no sólo como un elemento “no negativo”, sino estrictamente “positivo”. Ello se aprecia al comparar, por ejemplo, el rendimiento de estudiantes cuyos padres cuentan con una carrera universitaria y otros cuyos padres sólo terminaron la educación secundaria. Curiosamente, en dicho escenario el manejo de las redes sociales logró “desvanecer” tal brecha. Para intentar explicar este fenómeno, los propios investigadores esbozaron como teoría que el manejo de redes sociales podría implicar que el alumno cuente con ciertas habilidades a la hora de utilizar Internet, pudiendo valerse de este medio para hacer sus tareas. Pero más allá de los efectos positivos que podrían tener las redes sociales a la hora de comparar tus notas con las de ese compañero hijo de graduados de Stanford y Oxford, al menos ya sabes que no por pasar muchas horas al día en Facebook o Twitter tu desempeño académico va a decaer.
Redes sociales SI afectarían el rendimiento académico: Según un estudio realizado  por la Universidad Camilo José Cela, el 70 % de los jóvenes que cursan Secundaria utilizan de manera frecuente las redes sociales, hecho que les hace disminuir su rendimiento académico.
Los investigadores del Departamento de Psicología de esta Universidad se han basado en una muestra de 1.095 alumnos de Secundaria de seis centros de la Comunidad de Madrid. Las conclusiones extraídas apuntan a que el hábito más usual de este grupo de estudiantes dentro de las redes sociales es mantener el contacto con amigos que ven a menudo o con otros menos cercanos.
Lo que el estudio viene a demostrar es que este tipo de servicios afectan a su rendimiento escolar, y cuando se analizan diferencia en función del rendimiento académico, sí se observa un patrón constante: los alumnos con más suspensos perciben una mayor influencia de las redes sociales que los grupos con mejores resultados escolares.
Por decirlo de alguna forma menos ortodoxa, las redes sociales distraen del estudio a quienes las utilizan, empleando su tiempo en hablar con sus amigos en vez de estudiar, mientras que los que no las utilizan tanto aumentan su rendimiento porque dedican más tiempo al estudio.

ESCUELA Y POBREZA
La pobreza afecta la capacidad de las familias para enviar a sus chicos a la escuela, pero también la capacidad de los chicos para aprender. Por eso, en las zonas necesitadas, que se encuentran tanto en el interior como en la ciudad, la escuela debe tener en cuenta esta realidad para poder cumplir con su misión de transmitir conocimientos y formar ciudadanos.
Si no es así, el atraso educativo potencia la postergación social de las personas de menores recursos y reduce las posibilidades de mejorar su situación.


TODO DEPENDE DEL JOVEN

Factores que suelen contribuir a los bajos niveles de motivación en la adolescencia

Cambios biológicos. El comienzo de la pubertad- suele distraer a algunos adolescentes
Preocupaciones emotivas. Se requiere un mayor esfuerzo para concentrarse cuando la preocupación principal son las inseguridades físicas o el no pertenecer al grupo popular.
El ambiente escolar. Un adolescente puede perder la motivación después de cambiarse de la escuela primaria a la secundaria.Presiones sociales. Un joven puede ser influenciado por los amigos que piensan que el éxito escolar es para "los estudiosos"
Falta de oportunidades. Algunos jóvenes carecen de oportunidades para tomar las clases o participar en las actividades que necesitan para fomentar su entusiasmo. Esto suele suceder con mayor frecuencia entre los alumnos que provienen de familias más pobres o con menos ventajas, lo cual contribuye a la percepción que les falta motivación.
Corta duración de la atención. Algunos educadores reportan que es muy difícil conseguir que los estudiantes se enfoquen en un proyecto largo cuando están acostumbrados a programas de televisión y otras presentaciones que son rápidas, cortas y muy entretenidas.




FUENTES